A I N A L C  
Asociación de Investigadores/as AfroLatinoamericanos/as y del Caribe
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BITÁCORA  AFRODIASPÓRICA Transitando los temas de la diáspora africana en América Latina y el Caribe.

Roberto Carlos da Silva Borges

Doctor en Letras Docente/investigados del Centro Federal de Educación Tecnológica Celso Suckow da Fonseca (CEFET/RJ). Director de Áreas Acadêmicas AINALC




CINEMA NEGRO
por Roberto Carlos da Silva Borges

      Todavía no hay consenso sobre qué caracteriza lo que se ha denominado “Cine Negro” en Brasil, sin embargo, con base en el “Dogma Feijoada” (CARAVALHO y DOMINGUES, 2018), proponemos algunas características que, a nuestro juicio, pueden constituirse como marcas distintivas de este cine, a saber: producción compuesta mayoritariamente por negros, representación de cuerpos negros, protagonismo de actores y actrices negros y negros, personajes negros y negros con subjetividad densa, personajes con características no estereotipadas.
El Cine Negro, entonces, marca un posicionamiento diferenciado de los cineastas frente a la representación del individuo y la comunidad negra, que refuta un modelo hegemónico que reproduce una inferiorización de los afrodescendientes. Por tanto, busca un reposicionamiento del negro, en una postura de afirmación estética y cultural, contraponiéndose a la hegemonía eurocéntrica (PRUDENTE, 2006, p. 49).. .
Júlio César dos Santos (2013), al preguntar “¿A quién le interesa un 'Cine Negro'?”, señala que se refiere menos a un género cinematográfico y más a una identidad del cineasta (SANTOS, 2013, p. 101) . Santos hace uso del concepto de “cultura semiótica” de Geertz (1989, p. 15), como telarañas tejidas por el hombre en busca de sentido, en la línea sociológica comprensiva weberiana, y lo complementa con el concepto de “centralidad de la cultura” de Hall (1997, p. 19-20), en el que se constituye la subjetividad, la propia identidad y la persona como actor social. .
Santos (ídem) aún observa diferentes intereses en esta nueva forma de hacer cine. El primero se refiere a “sujetos negros [que] buscan un enunciado identitario, que valore y reconozca sus especificidades corporales y culturales” (ZENUN, 2014 apud SANTOS, 2013, p. 104). La segunda perspectiva sería la de “otro grupo, característicamente basado en la idea de homogeneización del ser humano, que concibe las diferencias como un nicho de mercado que debe ser satisfecho en sus demandas y necesidades” (ZENUN, 2014 apud SANTOS, 2013 , pág. 104). Pragmáticamente, esto equivale a decir que o se produce un “cine negro”, un rescate cultural y una afirmación identitaria, o un “cine para negros”, una explotación mercantil de una clientela creciente. Entendemos que uno no tiene por qué hacer inviable lo otro, ya que nada impide que una producción genuina de Cine Negro se transmita en las salas de cine más populares con buenos ingresos de taquilla, incluso ganando importantes premios como, por ejemplo, con “Filhas do Vento”, de Joel Zito Araújo (2005). En este caso, simultáneamente, sería una película que encajaría en ambos casos, sirviendo al mercado sin perder la propuesta del Cine Negro. .
Black Cinema también surgió como una reacción a los impactos que tuvo el Civil Rights Movement en los EE. UU. en la dramaturgia, no solo en ese país, sino también en otros, como Brasil. La telenovela “Vidas em conflict” (1969) y la película “Compasso de espera” (1973), ambas protagonizadas por Zózimo Bulbul, reflejaron la producción estadounidense de la época, influenciada por los movimientos de derechos civiles a través de películas como, por ejemplo , “¿Adivina quién viene a cenar?” (1967), entre otros (CARVALHO, 2005, p.80). .
En esa dirección, el manifiesto “Dogma Feijoada”, citado al inicio de este texto, problematizó la subrepresentación de los negros en las producciones cinematográficas y otras producciones audiovisuales, a través del “Manifiesto Gênese do Cinema Negro Brasileiro”, escrito por el cineasta paulista Jeferson De en 2000. (CARAVALHO y DOMINGUES, 2018). Irónicamente, De parodiaba el nombre de un manifiesto lanzado en Copenhague por un movimiento cinematográfico danés en 1995, Dogma 95. Este manifiesto dictaba 10 (diez) líneas generales, que se conocieron como "votos de castidad", que las producciones cinematográficas debían seguir para convertirse en más realista, escapando de los estándares técnicos y estéticos de Hollywood. En relación a “Dogma Feijoada”, la provocación e ironía de Jefferson De se materializa cuando le da a “su dogma” el nombre de “feijoada”, para referirse a los cineastas negros. Mientras que el “dogma europeo” se refería a una rigidez, el “dogma tupiniquim” era flexible, permitiendo transgresiones, como la propia feijoada, un plato afrobrasileño que utiliza ingredientes considerados menos nobles y que se ha convertido en una marca de brasilidad (CARVALHO & DOMINGUES, 2018, p.5). .
Es importante destacar lo que Joel Zito Araújo (ARAÚJO, 2000) llamó “los 5 estereotipos básicos del cine industrial”, comunes en el audiovisual brasileño, a saber: 1. El “mulato trágico”, que vivía añorando el modo de vida del el blanco, que invariablemente no tuvo un buen desenlace; 2. “Tom”, un negro dócil que “conoce su lugar” y no pocas veces defendió a su amo; 3. La “Mammie”, la versión femenina de Tom, a menudo interpretada por una mujer gorda, mezcla de nodriza y ama de llaves, que alimenta el afecto por sus jefes al entenderse a sí misma como parte de la familia; 4. El “coon”, embaucador, vagabundo, ocioso, indolente, bohemio; 5. Y el “gamo”, negro brutal, animalizado e hipersexualizado (ARAÚJO, 2000, p. 47-51). Estos estereotipos, entre otros, son reflejos del racismo tal como fue reproducido en Hollywood y en la televisión estadounidense. Contra estos y cualquier otra forma de estereotipo que se erige el Manifiesto Dogma Feijoada.
La atención a una representación humana y respetuosa de los negros en el cine, diferente de los tipos mencionados en el párrafo anterior, ya permeó las aspiraciones del activismo negro brasileño, muchas veces orientando instancias públicas y privadas sobre la presencia de otros tipos étnicos que son componentes de diversidad étnica.-racial en los medios (representatividad) y a la resignificación de la imagen del negro (representación), suscitando debates y formulando estrategias de acción (CARVALHO & DOMINGUES, 2018, p. 3).
Trayendo la discusión a nuestros días, el Festival de Cine de Brasilia, que tuvo lugar en 2017, marcó un hito al dejar en claro que hubo un cambio en la cognición social con respecto a las perspectivas/expectativas del cine nacional frente a lo previamente ignorado y cuestiones silenciadas, como la raza y el racismo. El debate sobre la película Vazante, de Daniela Thomas, destacó no solo la subrepresentación de los negros en el cine nacional, sino también la forma en que los hombres y mujeres negros siguen siendo representados.
Sin embargo, toda la polémica suscitada por la crítica dirigida a la película Vazante revela una tendencia a la perpetuidad de ciertas visiones enraizadas e introyectadas en el imaginario social y en el inconsciente colectivo, casi justificadas por el “mito de la democracia racial”.
(Adaptado de VENTURA, Helio; BORGES, Roberto e OLIVEIRA, Samuel. “CINEMA NEGRO NA EDUCAÇÃO ANTIRRACISTA: uma possibilidade de reeducação do olhar”. Revista Teias.

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